Esta transformación la tiene que liderar el CEO con el compromiso de toda la alta dirección de las empresas porque es una oportunidad de negocio y una ventaja competitiva.
Medir y gestionar el impacto bajo un modelo estándar que haga posible la transparencia, la gestión y la comparación entre empresas, son los grandes retos que tenemos por delante.
El encuentro entre José María Álvarez-Pallete, presidente ejecutivo de Telefónica, y Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, con sir Ronald Cohen, presidente del Global Steering Group for Impact Investment (GSG), que impulsa una nueva economía de impacto, en una mesa moderada por María Herrero, partner de Transcendent, sirvió para debatir sobre la necesidad de rediseñar un nuevo capitalismo, que pivote en torno al impacto social.
El debate, que ha tenido lugar en el marco del VII Ship2B Impact Forum, puso de manifiesto que es necesario redefinir el capitalismo porque el sistema enfocado solamente en la maximización del beneficio para el accionista que ha perdurado hasta hoy, está roto. Durante el debate se incidió sobre la importancia estratégica del impacto, que supone una oportunidad y una ventaja competitiva que mejora la cuenta de resultados de las empresas por su incidencia directa en la financiación y en los costes económicos y de reputación de las mismas. De esta manera no sólo maximiza el impacto positivo sino que se limita el impacto negativo en la vida de las personas y los recursos del planeta.
Durante sus intervenciones todos coincidieron en señalar que “el momento del impacto ha llegado” y que esta transformación hacia un capitalismo 2.0, basada en el propósito social de la empresa y en el impacto social no es algo meramente recomendable sino que es ya imprescindible. De igual forma, apuntaron a la necesidad de que sean los CEOs y la alta dirección de las empresas los que lideren esta transformación y lo aterricen en el plan estratégico llegando así a todas las capas de la empresa.
De hecho, en compañías como Telefónica o CaixaBank es algo en lo que ya están trabajando, según explicaron sus máximos responsables. Con bonus a sus directivos ligados al logro de variables de sostenibilidad e impacto social, impulsando la inversión de impacto y también la financiación a emprendedores sociales, movilizando activos, conectando millones de vidas a través de redes de fibra óptica más limpias y menos contaminantes y, sobre todo, transmitiendo a toda la organización la necesidad de generar, medir y gestionar el impacto en sus operaciones, productos y servicios.
Un proceso de transformación organizacional y de mentalidad transversal que, además, se ha visto acelerado por la pandemia del coronavirus, que ha puesto a las personas más que nunca en el centro de las decisiones financieras y empresariales.
Por delante quedan grandes retos como es el de medir y gestionar el impacto en KPIs concretos porque “lo que no se mide no se puede gestionar”, aseguraron. Es la era de la transparencia del impacto.
Por ello, y según María Herrero, partner de Transcendent, hay que “integrar el chip del impacto y del propósito social en el propio modelo empresarial y adoptar modelos de negocio que incluyan el impacto positivo en sus productos y servicios, de manera que cuanto más exitosa sea la empresa en sus ventas más impacto tenga”.
Sir Ronald Cohen recordó durante la charla lo que refleja en su nuevo libro Impact Driving Real Change: “Ésta es la revolución del impacto y cada uno de nosotros tiene un papel como consumidores, empleados, ahorradores, empleadores, inversores… Todos somos y hemos de formar parte de un nuevo capitalismo 2.0 de crecimiento y prosperidad compartida donde no se deje a nadie atrás”.