La gestión ESG ha sido durante los últimos años el marco dominante para evaluar y gestionar el desempeño de las empresas en términos de sostenibilidad. Y en España podemos decir que, en términos generales, se ha hecho bien en el contexto de sostenibilidad en las empresas cotizadas.
Según el Informe de Desarrollo Sostenible 2023, España se sitúa en el puesto número 16 del Índice ODS, una clasificación que evalúa los avances de los países hacia el cumplimiento de estos objetivos. En este sentido, nuestro país ha experimentado un progreso constante desde 2017, puesto que su valoración ha pasado de 76.8 a 80.4 en la última edición del informe.
No obstante, ante estos retos globales y la creciente demanda de los distintos grupos de interés, las empresas necesitan evolucionar a una gestión más integral. En este panorama es donde cobra importancia la gestión del impacto, un enfoque que va más allá de la mera minimización de riesgos y cumplimiento normativo y que pone el énfasis en generar beneficios tangibles para la sociedad y el medio ambiente.
Cómo están gestionando las empresas la medición de su impacto
Es por eso que este año desde Transcendent nos preguntamos: ¿Cómo están gestionando las empresas su impacto? Las conclusiones indican cuán incipiente es todavía este proceso. Según nuestro informe “Evolución de la gestión de los aspectos ESG hacia el impacto en las empresas cotizadas”, solo un 14% de las empresas del IBEX 35 y un 2% del resto del mercado continuo han incorporado modelos de medición de impacto. Estas cifras revelan la dificultad y el reto que supone para las compañías poder medir el impacto que generan.
Sin embargo, si hay algo que destacar son los avances en materia medioambiental.
De media el 81% de las empresas se ha fijado este tipo de metas. Y por la presión de la normativa, todas las empresas del IBEX 35 tienen marcados los objetivos medioambientales, mientras que en el mercado continuo la cifra ya alcanza a un 68%.
Dentro de estos objetivos medioambientales, más del 60% de empresas del IBEX 35 y un 15% del resto de cotizadas se han fijado objetivos de cero emisiones netas a largo plazo.
Los compromisos sociales avanzando, pero muy por detrás de la prioridad medioambiental
Por otra parte, si nos paramos a analizar los compromisos sociales y la sostenibilidad de las empresas cotizadas españolas, todavía están lejos de ser tan importantes como los medioambientales, pero su avance ha sido sorprendente desde 2020.
Aunque poco más de la mitad de las empresas cotizadas (56%) se han comprometido en aspectos relacionados a sus grupos de interés internos o externos, el incremento de empresas con este tipo de objetivos ha sido de más del 360% en estos tres últimos años.
Pero más llamativo es el dato de cómo las empresas del resto del mercado continuo han acelerado su paso en la fijación de estos compromisos, aumentando en más de un 1.800% sus metas en acciones sociales. Pese a esta gran cifra, no cabe duda de que las compañías del IBEX siguen marcando la tendencia, con un 80% de empresas que fija y comunica compromisos sociales frente al 38% del mercado continuo.
La diversidad y la gestión de la cadena de suministro son las áreas con mayor compromiso en el ámbito social, sobre todo en el IBEX 35. Dentro de éstas, cabe destacar el esfuerzo que están realizando las compañías cotizadas en cumplir la regulación española de conseguir un 40% de presencia de mujeres en los consejos de administración.
A pesar de los avances, hay margen de mejora. Ofrecer objetivos más tangibles para impactar positivamente en la comunidad y en los distintos grupos de interés puede suponer una oportunidad para diferenciarse, para atraer talento y anticipar la próxima Taxonomía Social Europea, que traerá consigo una mayor homogeneización y, por consiguiente, una necesaria mayor diferenciación.