Cada vez más empresas son conscientes de la oportunidad que ofrece a largo plazo desarrollar estrategias efectivas de gestión del ESG (Environmental, Social and Governance). El mejor acceso al capital, al talento y a nuevas oportunidades de negocio son sólo algunas de ellas, según un artículo publicado por Harvard Law School.
Pero a muchas nos les está resultando nada sencillo crear un plan de acción. Para navegar en el complejo y cambiante panorama del ESG las empresas tienen que evitar enfoques equivocados que les lleve a perder oportunidades. Estos son los errores más habituales que se cometen normalmente. En el mejor de los casos estos fallos les conducen a no conseguir sus objetivos, pero pueden llegar a correr riesgos muy altos.
1. Focalizarse excesivamente en los ratings
Algunas empresas confunden la mejora de sus resultados de gestión del ESG con un mejor rating por parte de las agencias de evaluación. Ese tipo de posicionamiento puede generar una distorsión al centrarse en cumplir con los requisitos y no en desarrollar una estrategia diseñada a medida para la compañía.
2. Tratar la ESG únicamente como un esfuerzo de comunicación
La comunicación puede ayudar a amplificar los mensajes, pero no éstos pueden ser sustituidos por un sistema potente de gestión que esté dirigido a controlar riesgos reales. Los inversores y los stakeholders pueden detectar incoherencias en cuanto a lo comunicado y las acciones que realmente se están llevando a cabo. Esto a menudo es conocido como “greenwashing”, lo que expone a la empresa a riesgos mayores.
3. Falta de visión por parte de la dirección
Algunas compañías delegan las actividades de ESG en personas o departamentos de la empresa, pero sin la involucración de la alta dirección. Sin embargo, la estrategia de gestión de ESG debería estar posicionada como una parte troncal de la visión y de los valores de la empresa. Por tanto, es imperativo que los máximos directivos no sólo supervisen, sino que también impulsen y definan la estrategia de ESG, alineándola con el resto de la estrategia de la compañía.
4. Desconectada de la estrategia de negocio
Una estrategia ESG no puede estar concebida de forma independiente al resto de la estrategia de negocio de la compañía. Una estrategia de ESG que no tiene en cuenta los objetivos estratégicos de la empresa y que no informa de la estrategia corporativa está fallando a su propósito. Esa desconexión se puede deber a percepciones equivocadas acerca del programa ESG, a falta de visión del equipo directivo o a no llevar a cabo una valoración exhaustiva de la materialidad.
5. Enfoque orientado al cumplimiento
Algunas empresas presentan sus programas de gestión del ESG haciendo referencia al cumplimiento de normas y regulaciones medioambientales, sanitarias, de seguridad… Este enfoque puede ser percibido como reactivo e indicar una resistencia a ir más allá de los requerimientos mínimos.
Para posicionarse a sí mismos como líderes, deberían demostrar proactivamente que cuentan con programas excelentes que exceden de los requerimientos mínimos, como parte deliberada de una estrategia ESG.
6. Inconsistencias en el conjunto de la empresa
Como resultado de la falta de una estrategia coordinada, algunas empresas acaban adoptando diferentes estándares en diferentes divisiones sin una clara razón para dichas discrepancias en cuanto al negocio. Ese tipo de enfoques dejan brechas significativas en los programas de gestión de ESG de las compañías generando altos riesgos potenciales.
Crear un mapa transversal de sus políticas y programas de cada unidad de negocio y armonizar esfuerzos para conseguir un enfoque único y consistente son algunas de las recetas para evitar caer en este error.
7. Falta de valoración y de monitorización
La recogida de datos e información para hacer una medición del cumplimiento de los programas ESG. Esto constituye un reto enorme para las compañías en la implementación de estas políticas. La falta de una monitorización efectiva impide hacer progresos, así como recibir el respaldo a sus iniciativas a través del reporting.
La creación de los mecanismos y las metodologías para recoger la información adecuada y monitorizarla puede conllevar un esfuerzo significativo al principio. No obstante, este proceso se puede convertir en un instrumento clave para el éxito del programa.
Además de la revisión de los datos, la medición debería incluir una valoración permanente de la efectividad de los programas de gestión del ESG y un ajuste constante para conseguir mejoras continuas. ¡Descubre más sobre ESG en nuestro blog!